El límite intrínseco del kirchnerismo.


   
      Situados en la vorágine del acontecer político diario, como una amalgama que no termina de cuajar, las expresiones sociales con o sin representación política, emergen a diario en los primaverales amaneceres argentinos.

El gobierno al dar cuenta de ellos, institucionaliza el conflicto conformando la famosa cuestión de estado que luego derivara en la constitución de la agenda setting. Aun imbuido de una sombra magistral, el silencio también es un modo de comunicar el conflicto y las decisiones políticas. No en vano, la estrategia planteada desde la Casa rosada, se basa en "No" verbalizar (de modo sistemático y claro) aquellos problemas (inflación, inseguridad, etc.) que no puede resolver (de modo satisfactorio para sus intereses de persuasión) la fracción de clase ocupante de los vestidores del estado nacional Argentino. Si más bien,  asistimos al cuasi estado de “Rumor permanente” sobre estos temas, al ser presentados de modo esporádicos y asistémicos.

Cualquiera pudiera establecer parámetros de organización, si viéramos que es parte de una planificación estratégica en el modo de gobernar. A saber: Internalizamos el conflicto, potenciamos el conflicto, somos actores en conflicto y a un año de elecciones atenuamos el conflicto y todas sus expresiones.
Cambiamos el tono del discurso, presentamos medidas políticas que propician el bienestar de varios sectores sociales. Es decir, realizamos un tire y afloje del estado de “conflicto” como actores que no solo disponen de la legitimidad obtenida en las urnas, sino que también, ahora disponen de la capacidad de influir en la opinión publica al ser tan participes como otros medios privados, de la producción y difusión de toda información posible en la Argentina actual.

   
Característica esta ultima no menos importante, que trae como consecuencia el estado de “Antinomia permanente”. Es decir, un estado (en su forma de manifestación particular) en donde todo acontecer político solo es posible de ser analizado, incorporado y reproducido desde un “Nosotros” o “Ellos”, los “Buenos” o los “Malos” al tener la propaganda (oficial y no oficial) todos los medios disponibles para el intento de universalizar toda pretensión de verdad en el discurso.

    El kirchnerismo, como expresión unívoca de diversas expresiones sociales, toma cuerpo en el Leviatán del estado, como actor en pugna constante que instala el conflicto y lo reproduce siempre con el fundamento de máxima, que tan buenos resultados le ha dado: “La justicia social a través de la representación de los que menos tienen.” Si como un calco del siglo pasado, la lucha de clase aún es sostenida en términos de “Cabecitas negras” vs. la “Oligarquía” bajo el velo actual de “Todos” vs. el "Monopolio” u otros constructos.

    Presentaciones de significantes aparte, lo cierto es que esto constituye una realidad política que involucra a los actores. Y aquí es donde viene mi idea sobre los propios límites intrinsecos del kirchnerismo.

   Han pasado ya casi 9 años y aun seguimos transitando el camino de la lucha. Es como si aun continuamos en el Round 9 y decidimos que esos 3 minutos duren para siempre. Sin saber dilucidar, si es porque tenemos un contexto desfavorable (No me atrevería afirmar esto, ya que América latina no para de crecer y en Argentina en particular, hay una ausencia de articulación de la oposición) o es que simplemente esto es lo que somos y hasta acá es lo que sabemos dar. ¿Son ‪‎Néstor‬ y Cristina‬ los representantes de un estadio de dominación del kirchnerismo‬, donde solo podemos esperar de ellos el conflicto y el antagonismo, como practicas indisolubles del estilo liderazgo que posibilitan y propician, la implementación de las decisiones políticas?

    Bendita pregunta que no hace mas que repetirme la bendita sensación que estoy viviendo más de lo mismo. Sin ni siquiera, tener una visión de futuro que involucre el salto a un estadio superior. No hay un entusiasmo por intentar construir un escenario en donde el conflicto (que siempre va estar presente) deje de recaer siempre sobre los mismos actores y de la misma manera de modo continuado.
No hay congresos del  PJ,  no hay plenarios, no hay donde se discuta hacia que sociedad queremos ir: hacia una de clases opuestas o más bien, a una de término equilibrado donde prepondere la clase media intentando siempre que los menos favorecidos ingresen en esta nueva franja y los más pudientes, también tengas nuevos alicientes para ser parte de  un modelo integrado.

El kirchnerismo como instrumento electoral, tendrá que ser el soporte que cobije la posibilidad de que sea en su seno propio, la aparición de este debate a futuro, ya que el estado de conflicto y antinomia permanente no lo resiste ninguna sociedad democrática moderna en un continuo ininterrumpido. Denme un caso en que hayan terminado bien, movimientos y gobernantes con más de 20 años de continuidad en el poder, con una forma de gobernar  hiper presidencialista (bajo las características anteriormente descriptas) y podríamos pensar la posibilidad de una Cristina eterna.

La misma continuidad del modelo exige y debe prestarse a este debate (aún en la lucha permanente de estos días), sino los propios actores serán los mismos artífices del auge y caída del Kirchnerimo en Argentina.

Comentarios

  1. El kirchnerismo y el conflicto. Nestor Kirchner, Crsitina Kirchner - sebastian bertran lamas (director de Vab-Consulting)

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